Maestra, Historiadora, Especialista en Estudios Judaicos.
“ANAJNU VEATEM: Dos palabras de profundo significado: ANAJNU/ Nosotros, los bailarines, coreógrafos, vestuaristas, maquillistas, iluminadores, escenógrafos, músicos, que por 50 años han llevado la danza, el folklor y las tradiciones judías a tantos espacios, que difícilmente pueden ser recordados. Ve/ Y, conjunción que nos muestra la idea de que ambos elementos se ligan. ATEM/Ustedes, el público, hombres, mujeres y niños de diferentes denominaciones religiosas y nacionales que han presenciado, gozado, aplaudido, que han sido espectadores durante tantos años, que han reído y también llorado al ver el desarrollo mágico de los bailarines en la escena; yo entre ellos. Yo formo parte de Atem. Anajnu Veatem es el sueño de un joven, que hizo bailar, primero a sus compañeros de Tnua y luego a jóvenes que lo seguían como al flautista de Hamelin. Su talento puesto al servicio de los demás con una idea en mente: que la danza es capaz de transformar al bailarín, pero también a su espectador. Entendió que el pueblo judío, desde Yuval el bíblico, pasando por el Rey David encontró en la música una línea de comunicación religiosa, nacional, personal; y en la danza, desde Miriam la profetisa, una forma de expresar sentimientos, alegría, devoción. Carlos Halpert ZL” abrió el camino, entregó su genio, talento y su completa dedicación a formar un grupo que hoy, en su memoria, sigue bailando con fuerza y emoción, como la que él imprimía en ellos, con profesionalismo y tanta pasión, que en el desarrollo de un espectáculo, las palabras ANAJNU VE ATEM acaban cambiando de posición y de pronto los bailarines ANAJNU, se vuelven ATEM/ USTEDES Y ATEM, el público se percibe ANAJNU, moviendo los pies, la mirada, incorporando los pasos y la música, sintiendo de pronto el cansancio de tantos ensayos, resistiendo el dolor de pies y cuerpo, el sudor derramado, hasta generar una maravillosa fusión en la que todos nos volvemos ANAJNU y todos somos a un mismo tiempo, ATEM. 50 años de un movimiento que, sin duda, ha transformado vidas personales, ha construido destinos, ha unido parejas y creado familias, ha tocado a tantas personas , ha escrito páginas memorables en la historia de la Comunidad judía de MÉXICO, en el desarrollo del folklor, ha enseñado a generaciones completas la riqueza conseguida en la vida del pueblo judío a través de sus 2000 años de dispersión, los ha hecho contactar con tradiciones y conceptos, expresar a través de la danza contemporánea momentos de triunfo y de profundo dolor, y los ha llevado a rebasar fronteras. 50 años de danza, de expresión, de vibrar y hacer vibrar. De una historia que sabemos dónde empezó pero que no nos imaginamos hasta dónde alcanzará a llegar.”
Raquel Kleinberg
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