Creador escénico.
“El éxito, como la felicidad, es el efecto secundario inesperado de la dedicación personal a una causa mayor que uno mismo” Viktor Frankl. El nombre de la compañía de danza judía Anajnu Veatem es un referente obligado en la escena de la danza mexicana por una serie de razones que la identifican no solamente como la creación reflexiva de las tradiciones y la contemporaneidad, sino porque sus creaciones son rigurosas, creativas, dinámicas, entusiastas, explosivas y con una identidad que nos identifica a los espectadores que reconocemos aquellos aspectos que como seres humanos nos vinculan. Se ha señalado que si una persona quiere llegar rápido puede correr solo, sin compañía ni colegas. Pero si se quiere llegar lejos una posibilidad es avanzar acompañado, en colectivo, en solidaridad y de esa forma ir sumando y compartiendo opiniones, experiencias y coincidencias, sin olvidar las diferencias. Cuando en 1971 Carlos, su fundador tuvo la idea de convocar a jóvenes interesados en expresarse a través del movimiento obedeció a ese impulso humano de crear vínculos perdurables para enriquecer su vida por medio del arte escénico de la danza. El resultado sigue más vivo que nunca después de 50 años de sostener la visión humanista de un colectivo que se ha renovado con el paso de los años pero siempre nutriendo los principios de acercar a todas y todos en el ritual que significa el teatro. Y así ha sido que una decisión y no la condición de su origen ha llegado a determinar lo que en este momento representa este grupo de jóvenes ciudadanos universales libres de manifestar y escoger sus pensamientos. El trabajo artístico de Anajnu Veatem se fortalece con los principios de la colectividad, así han construido 50 años de presencia y colaboración entre ellas y ellos, permitiendo que otros muchos disfrutemos de su organización, entrega, innovación y deliciosa frescura. Es una compañía que representa una cascada de agua fresca que fertiliza nuestro corazón y con su generosidad en escena nos contagia del respeto por la humanidad. La palabra karov en hebreo significa cerca, y para mí cada una de las personas que he conocido por medio de las coreografías de Anajnu me han dado la oportunidad de sentirlos karov de mi experiencia como creador y espectador. No tuve la suerte de conocer a Carlos en persona pero lo vivo y vibro en los ojos, saltos, sonrisas, giros e imágenes de estas y estos jóvenes, te abrazo querido Carlos por dar impulso a aquella idea que surgió de tu alma. Larga memoria y siempre mi gratitud para ti.”
Marco Antonio Silva.
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